El
tabaco y el alcohol son dos factores independientes de daño cerebral y sus
efectos se potencian mutuamente, de forma que las lesiones producidas por ambos
tóxicos son mayores cuando se consumen a la vez.
En un
estudio publicado en la revista ''Alcoholism: Clinical and Experimental Research'' se ha determinado si el
tabaco puede dañar al cerebro por sí mismo y cómo ayuda a que esta sustancia
sea aún más tóxica. Los investigadores de este estudio, realizado en el
Hospital de Veteranos de San Francisco (EEUU), compararon a 24 alcohólicos que
no habían bebido en la última semana con 26 pacientes no bebedores habituales.
En los dos grupos había pacientes fumadores y no fumadores. A todos ellos se
les hizo una resonancia magnética espectroscópica con el fin de medir los
metabolitos de la sustancia gris y pruebas neuropsicológicas para ver si el
daño cerebral había afectado al intelecto. Los pacientes bebedores,
independientemente de si fumaban o no, tenían menos
concentración de neurotransmisores (la
sustancias que permiten que el impulso eléctrico se transmita) que los no
bebedores. El tabaco potenciaba este efecto, disminuyendo aún más las
concentraciones de estas sustancias.
"Los
resultados indican que el fumar aumenta el daño cerebral producido por el
alcohol",
comenta el Doctor Timothy Durazzo, uno de los investigadores de este
estudio. "Si
se combinan los efectos del alcohol y el tabaco el daño del cerebro es mayor que
el que existe en los individuos que sólo beben o sólo fuman. El daño de ambos
tóxicos juntos se produce sobre todo en la zona frontal del cerebro". El lóbulo frontal sirve para
emitir juicios, o anticipar las consecuencias de las acciones del individuo.
El
estudio también muestra que el tabaco, independientemente del consumo del
alcohol, lesiona
las neuronas de
algunas zonas del cerebro implicadas en movimientos finos y gruesos y la
coordinación. El mecanismo de acción es la alteración de las membranas de las
neuronas, haciéndolas más susceptibles a la muerte celular. "Nuestros
resultados muestran una gran evidencia de que el tabaquismo crónico, un
comportamiento muy asociado a la dependencia al alcohol, tiene un gran
impacto sobre la integridad del tejido en algunas regiones
cerebrales",
comenta Durazzo.
"Muchos
investigadores habían ignorado los posibles efectos del tabaco sobre el
cerebro, por eso hoy se desconoce si dejar de fumar puede hacer que estos
efectos se recuperen o si seguir fumando sin beber permite que los abstinentes
se recuperen a la misma velocidad que si también se abandonara el tabaco".
Por
último, los autores recuerdan que el consumo de tabaco también es muy frecuente
en pacientes con enfermedades
psiquiátricas,
como la esquizofrenia, la depresión y la ansiedad. Sería interesante ver la
interacción del tabaco con estas enfermedades, ya que si el tabaco lesiona la
estructura cerebral podría estar contribuyendo a que estas
patologías aparecieran o fueran más graves.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
BARBA,
R.: El
tabaco potencia el daño del alcohol sobre el celebro; El
mundo,
08-02-2005; y Salud ocupacional de Grupo Sena.
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